viernes, 27 de marzo de 2020

QUERIDO ABUELO

Querido abuelo,

Hace tiempo que no te escribía pero te siento todos los días. Llevo tatuado el dolor pero ya no lo veo. Se oculta en forma de indiferencia y lentitud. Desde que te fuiste no ha habido dolor tan grande cómo el de tu pérdida. Y aunque parezca una virtud, en gran parte de las cosas, he dejado de sonar. He aprendido demasiado bien a apretar los dientes, a mirar hacia otro lado antes de llorar, a decir que estoy bien (cuando en realidad no lo estoy), a decirme a mí misma que esto no es nada comparado con que tú ahora mismo, ya no sigas aquí. 
Pero abuelo, este echo no me va bien. El dolor es necesario, igual que la alegría. Y cuando el dolor no esta, la alegría; tampoco. Me he quedado entre un abismo de sentir y de romper con el techo real de tu existencia. 
Me da tanto miedo perderte (perderte de verdad), que sólo el dolor tan grande de tu muerte es el que me mantiene cerca de ti. 
Pero... no puedo escribir nada yayo, todo lo noto frío y apenas percibo nada. Sólo puedo escribir hacia ti porque el dolor que siento aún es tan real como aquel día. Aún no he superado tu pérdida. Lo siento abuelo, necesito olvidarte sólo un poco, para ser feliz y crecer desde la tragedia y también desde la felicidad. Espero que algún día, me llegues a perdonar.

Te quiere tu nieta,

Sonia 

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