Los días, las horas, los segundos o aquello a lo que llamamos
tiempo ha estado ajeno a nosotros.
A pasado sin tan siquiera
mirarnos a los ojos...
Y ahora que en mi mente
estamos, pienso que el tiempo también ha disfrutado con nosotros; aún y así ha
sido cruel, por irse siempre tan rápido cuando nosotros nunca pensábamos en él.
El tiempo en cambio nos ha dado la oportunidad de todo. De
mirarnos. De sentir que estamos. De parar. De encontrarnos y de volver a
separarnos. De fluir juntos y de viajar de forma distinta.
Todo esto me ha dado a pensar
que pese al tiempo y pese a los viajes, los brazos y las piernas aún me siguen.
Apenas siento el peso del camino.
De echo, lo imagino y me veo
fluyendo contigo.
Me paro y tu te alejas pero siempre vengo a buscarte. Te paras y
me alejo pero siempre consigues alcanzarme.
El tiempo, nuestro tiempo,
me parece tan delicado y simple a la vez, que no quiero que ningún ápice de
destiempo nos saque de nuestro ritmo perfecto.
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