Llevo
días pensando a cerca de lo que es necesario y a cerca de lo que no es
necesario. Sobretodo sobre lo que no es necesario. Porque creo que es
importante saber que el tiempo no es infinito y en contraposición mi sociedad
crea una oda a lo innecesario y banal. A lo superficial y barato. A lo material
y efímero. A lo no productivo.
El
tiempo, mi tiempo es muy importante; de la misma manera que pienso que el
tiempo de las demás también lo es. Por este echo no me gusta perder mi tiempo
ni hacer perder el tiempo a los demás.
Sin
embargo, me gustaría centrarme aquí en lo que sí es necesario para mí: la
intimidad.
Si
mi vida se representará en una pirámide, en la base residiría la intimidad.
Pero
bueno, antes de nada, voy a definir que significa para mí la intimidad.
Si
de mí dependiera la RAE describiría la intimidad como el criterio necesario a
aplicar hacia un aspecto que se necesita tomar en serio o prestar atención.
(Lo
siento si hablo muy técnico es que me sale solo y me gusta hablar con la máxima
diversidad lingüística que puedo).
A
lo que me refiero con esta definición es que necesito un círculo pequeño para
tomarme algo en serio. Si empiezo una relación con alguien necesito que sea
privada, muy privada. Muchas personas pueden pensar a cerca de mí que escondo
algo y es cierto: escondo casi todo. Pero es que así me siento libre. No me
sentiría libre si tuviera que justificarme en redes sociales sobre mi agenda.
Porque yo tengo una teoría, cuanto más sabe la gente sobre ti, menos sabes tú
sobre ti mismo.
Otro
aspecto a lo que yo atribuyo mucha importancia a la intimidad es a la intimidad
personal. Porque no hay más intimidad que estar solo. Con una misma. Con la
televisión de tu cabeza. Con el telenoticias cerebral de Sonia. Yo quiero saber
quien soy y necesito principalmente hablar y sentir a mi cabeza y mi cuerpo.
Y
por último creo que de la intimidad nace, crece y vive de la creación. Y la
creación al final es la vida. Porque yo necesito pensar en cosas nuevas, en
posibilidades, en alternativas, en variaciones, en extrapolaciones y sino
escucho a través de la intimidad; me vuelvo ciega, muda, sorda y sin ningún
sentido.
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